Los zapatos se suelen elegir con los ojos, el diseño del calzado suelen ser determinante para comprar uno u otro. Sin embargo, lo realmente importante es que sean cómodos, ya que si no lo son nuestros pies sufrirán y no nos llevarán muy lejos. Además el hecho de que los zapatos nos hagan daño puede derivar en malas posturas y dolores de espaldas. Por eso, sin descuidar la estética de este objeto de moda, hay que comprobar que lo que nos va vestir los pies sea ergonómico y confortable. Aquí os dejamos unos consejos para que vuestra compra sea un éxito.
–No hay que comprar por impulso. Probarse los zapatos tranquilamente es esencial. Póntelos con los calcetines o medias que vayas a usar y comprueba que la suela y horma se adaptan al pie y no al revés. Levántate y camina y comprueba la sujeción del tobillo y la amortiguación de la pisada. Por muy bonitos que sean, si hace daño va a dejarlos hasta el fin de los tiempos en el fondo del armario
-Los zapatos no deben apretar. Si te dicen eso de que ceden no te fíes mucho. No te pueden quedar muy justos, ya que hasta que no los destroces de tanto usarlo no van a cambiar por lo general, ya que las piezas de un zapato son bastante rígidas, a no ser de que hablemos de zapatillas de algodón. debe quedarte entre tres octavas y media pulgada de espacio entre la punta del zapato y el pulgar. también hay que valorar el nacho del pie y del zapato. repetimos, no debe presionarte el pie. Pruébate varias tallas si hace falta, ya que el tamaño de tu pie cambia a lo largo de tu vida. Si no encuentras una talla que se te ajuste del todo, mejor opta por modelos que tengan medias tallas para comprobar que te entran como un guante.
Por otro lado, tampoco hay que pasarse de zapatos sueltos, deben sujetar y apoyar el pie al caminar, con lo que el talón debe ir bien agarrado. Si este se desliza o se sale del zapato, esa talla te va grande.
– Cerciórate de que los materiales sean de calidad: el plástico y los materiales sintéticos baratos hacen que el piel no respire y que sea más probables las rozaduras. Lo mejor es que sean de piel con una plantilla absorbente y transpirable y la suela flexible.
– Aunque para ocasiones muy puntuales puedas llevar sandalias o bailarinas ultraplanas o taconazos, lo más adecuado para el pie es llevar una suela con un grosor medio y una altura moderada de 1.5-3 centímetros. Para que el tacón no nos haga sufrir no debe medir más de cinco centímetros. Si te gustan mucho los zapatos de tacón, no tortures a tus pies y varia las alturas, alterna entre cuñas, tacón pequeño, medio y alto, tacón grueso y fino, y los zapatos bajos y zapatillas.
-Si, por el contrario, te encantan los zapatos planos, igualmente que no sean muy lisos ni para todos los días y más que nunca atiende a la suela. Si notas mucho lo que pisas o el calor del asfalto, tus pies se vas a cocer y abrasar pronto. Aprovecha que las plataformas y las suelas gorditas están de moda para escoger tus sandalias y sneakers.
-Evita los zapatos ‘puntiagudos’ y los que sean muy estrechos
– No estrenes los zapatos más finos, sandalias o salones un día de mucho ajetreo o justo el día de una boda o evento. Dómalos a la antigua andando con ellos en casa con calcetines o metiéndolos en la nevera con mucho relleno. (El truco también vale para zapatos cerrados o de caballero)
– Si tu pie está descuidado sufrirá más unos zapatos nuevos. No te olvides de hidratarlos y exfoliarlos con piedra pómez. Dales un capricho en forma de baño de agua caliente y pedicura y mantén a raya los callos. Nunca hagas la primera salida con un calzado nuevo sin haberte echado crema o vaselina en los talones y llevar tiritas y apósitos para callos en el bolso.
Imagen|marin