Elegir una zapatilla para correr no es tan sencillo como ir a la tienda y coger la más bonita y cómoda, existen varios factores que hay que tener en cuenta a la hora de valorar unos modelos por encima de otros. Hay que basarse en estos cuatro puntos:
- Es necesario conocer tus características y particularidades físicas.
- Es necesario conocer cómo es tu técnica de carrera y tu estado de forma.
- Es necesario conocer qué uso les vas a dar, a qué ritmos y por dónde vas a utilizarlas.
- Es necesario conocer qué trato les vas a dar.
En primer lugar, hay conocer nuestras características físicas como el peso, la altura, la altura del arco del pie, la flexibilidad, el estado de forma, etc. Las lesiones que se hayan tenido es un factor importante. Así como hay muchas lesiones, existen múltiples opciones de zapatillas acordes a esa lesión, por ejemplo, calzarte tus zapatos Nike sería una buena opción. Además, cuando se tiene una forma física apropiada, el cuerpo está más preparado para la utilización de un calzado con menor drop, más ligero y más flexible.
Por otro lado, el uso que se le puede dar a una zapatilla puede ser muy diverso, tantos como compradores existen. Por ello se tiene que conocer por dónde se va a correr, a qué ritmos, cuánta distancia, qué clima y si se va alternar la zapatilla o no con otros modelos
Otro punto destacado es el ritmo al que se va a correr. No es lo mismo entrenar a 4 min/km que a 5.30 min/km. Hay muchas zapatillas de entrenamiento que no van a ser muy buenas a ritmos vivos (4 min/km), por ello, se tendrá que acotar la búsqueda a modelos de entrenamiento ligero o incluso a zapatillas mixtas si el peso no es muy alto
Así, no es lo mismo comprar una zapatilla para competir y entrenar, que solamente para competir. Si se quiere un modelo exclusivo para competir, se puede arriesgar un poco más, buscar un modelo más rápido, menos amortiguado… En cambio, si se desea una zapatilla para ambas cosas, se deberá apostar por el entrenamiento antes que la competición.